A poco más de 20 kilómetros de la localidad de Cangas de Onís, se encuentra escondida entre montañas, una maravilla natural de Asturias: los Lagos de Covadonga. Ubicados a más de 1.000 metros sobre el nivel del mar, tienen un origen glaciar, siendo sus dos lagos principales el Enol y el Ercina.
El de mayor tamaño es el Enol, de aguas cristalinas y claras, en cuyo fondo se encuentra una imagen de la Virgen de Covadonga, que cada ocho de septiembre es sacada para conmemorar la Fiesta de la Santina, fecha en la que, según la tradición asturiana, se le apareció la virgen, a Don Pelayo y sus tropas en el año 722.
Cien metros más arriba (1108 mts.), rodeado de rebaños de animales pastando, con el sonido de los cencerros de las vacas en libertad y una vista panorámica de la cumbre de Peña Santa de Enol, se ubica el Lago Ercina, que es más pequeño, con aguas transparentes, y cuyo color varía según la vegetación acuática y la iluminación, pasando por diferentes tonos de verde y en ocasiones puede presentar tonos verde-azulados, amarillentos e incluso rojizos.
Si quieres conocer además el lago Bricial, el poco conocido tercer lago de Covadonga, que se forma por un torrente que baja a través del valle glaciar del Resecu y desemboca en la Vega del Bricial, a través de la bonita cascada La Meona, podrás verlo en tiempos de intensas precipitaciones y de deshielo.